lunes, 6 de octubre de 2008

El primer concierto

Pues así va la cosa. El caso es que tengo un grupo de música rollo pop, indie, rock, alternativo, con toques grunch garajoso, mezclados con lo que me salga cuando compongo y siempre limitados a la mediocre velocidad de mis dedos. Pero nos gusta definirnos como un grupo de garaje rock.

Al principio tenía sentido, tocabamos en un garaje con unos amplificadores bastante cutres a los que no era necesario meterles una distorsión adiccional, pero venía bien, porque ya sabeis... el sonido del garaje rock tiene que ser sucio. Con el tiempo nos mudamos a la azotea de la facultad de bellas artes de málaga porque conocimos a un batería en una fiesta que tenía allí su instrumento y pasamos a ser un grupo de azotea rock.

Pero unos meses después fuimos condenados por un crimen que no habíamos cometido y nos echaron de alli. El batería se perdió, si usted lo encuentra tal vez pueda contratarle (por lo visto buscaba trabajo).

Asi que de nuevo volvimos a tocar en mi garaje. El problema es que habiendo visto que la cosa iba a más, yo me había comprado un amplificador ni mas ni menos señores que de 100w, bastante util si quieres provocar problemas de audición a todo un vecindario (creo que por aquel entonces Estados Unidos tenia pensado invadir la compañía Marshall alegando que tenían armas sonoras de destrucción masiva).

Para mi sorpresa, mi padre no estaba tan sordo como yo creía, y el sonido le desagradó un poquito. Asi que para echarme de alli, empezó a construir una barandilla para la escalera de la casa nueva que se está haciendo, y me dijo que aquel garaje no era lo suficientemente grande para los dos. Le propuse un duelo, pero lo rechazó. Cobarde...

Viendo que no nos querían en ninguna parte, optamos por tocar en la calle, que es de todos, y es más facil salir corriendo si te apedrean que escapar de una habitación con una puerta pequeña. Claro, en la calle es imposible enchufar amplificadores, o al menos, enchufar amplificadores y tener luz de farola al mismo tiempo... asi que con el fin de poder ver las cuerdas mientras tocamos, hemos preferido pasarnos al acustico, al menos para ensayar mientras encontramos un sitio mejor (lo cual nos lleva a tener que tocar sin el bajista, que solo tiene un bajo electrico).

Esta tarde de domingo, decidimos ir a la playa a tocar, felices e ilusionados de que haya acabado el verano y la gente ya no dedique su tiempo libre a torrar sus esculturales michelines. ¡¡¡Maldita sea, el tiempo de Malaga es la ostia!!!. La playa estaba a reventar (eso si, nada de tetas, todas vestidas, y las que había desnudas... digamos que para distinguir si la muchacha estaba de frente o de espaldas había que fijarse hacia donde apuntaban los dedos de los pies) Además estabamos a 10 metros del paseo, lo cual lo hace aun más interesante. Aun asi, eso no es lo curioso, ya había tocado (y cantado a grito pelao) en la plaza de la Marina (en el centro de Málaga, junto a un vagabundo) y en sitios con gente, no me importa eso... siempre y cuando la gente haga oidos sordos.

Pero hoy... ¡hoy! mientras tocabamos, un chaval adolescente, con toda su cara y desparpajo propios de la edad (y de su grupo social, que era un skater) se nos ha acercado, se ha sentado a un metro de nosotros y se nos ha quedado mirando directamente y con atención. Al principio me he sentido incomodo, para que negarlo, me temblaban las manos exagerao. Al cabo de 1 minuto han venido como 4 amigos y una amiga mas y se han sentado junto a él, casi comenzaban a formar un corro a nuestro alrededor (menos mal que no lo cerraron, me habrían quitado las vistas al mar) . Al principio vacilamos, e incluso nos planteamos cambiarnos de sitio, pero hubiese sido muy violento, y... sí, muy cobarde, pero eso no es lo que nos importa. El caso es que hemos seguido con nuestras canciones. Al parecer le han gustado. Han escuchado 4 o 5, atentos, y hasta hemos oido por ahi un ¿pero cómo lo hace? (bastante significativo viniendo de un chaval que es capaz de tirarse a toda velocidad contra la barandilla de una escalera subido en una tabla con ruedas y que le quede bonito). Incluso cuando hemos acabado una canción uno de los especímenes me ha dicho: Ey chaval ¿quieres? y me ha levantado un porro... el porro de la paz, el símbolo de la amistad. Le he dicho que no, que que va y he seguido a lo mio (muy maduro por mi parte; si quiero que me admiren tengo que mantenerme por encima de ellos). Al final, han vuelto a lo suyo, pero a la chica ha parecido gustarle porque mientras todos se iban, ella ha seguido allí escuchandonos durante un momento.

La verdad, me he sentido orgulloso de mi mismo. Porque no he pegado a nadie, y creo que poco a poco voy progresando. Además, nadie se ha reido, y eran adolescentes, la prueba de fuego, si ellos no se ríen, no eres ridículo, puedes estar seguro.

Menudo tocho para esa mierda de anécdota... bueno, puesto que no habeis podido disfrutar de nuestro magnifico concierto en directo, os dejo por aqui una canción nuestra... a ver que os parece.



...espero que se haga asi...

No hay comentarios: