Ayer, tras un buen kebab con patatas y cocacola, los amigos y yo decidimos que la de hoy sería una fantástica mañana para jugar un baloncesto.
- Mañana a las 11 en la pista de Bonanza - dijimos.
Por supuesto todos llegamos tarde, excepto Cabrera, que llegó a las 10.15.
La mañana pintaba bonita, los pajaros cantaban, las nubes no se levantaban, y los tractores rugían como animales selváticos en una obra próxima.
Así que empezamos a calentar. No lo voy a negar, los primeros tiros nunca son demasiado certeros, así que durante el primer cuarto de hora nos pasamos más tiempo recogiendo balones que tirando a canasta. Pero la cosa fue mejorando.
De repente, vinieron unos gritos del cielo, o eso creía yo. Pronto me di cuenta de que no venian del cielo, si no del primer piso del bloque que hay junto a la pista de baloncesto. Alguien gritaba en un idioma que mis amigos y yo desconocemos. Así que hicimos oidos sordos.
Me disponía a entrar a cantasta cuando un montón de tierra cayó sobre mi cabeza. Miré hacia arriba. Ese maldito viejo nos había tirado tierra de sus macetas.
- ¿Qué hace? - dije yo.
- Weadfnhaejñdaijeskljdñf - respondió él, empuñando otro puñado de tierra y amenazando con lanzarnoslo.
- ¿Nos ha tirado tierra? - gritaban mis amigos.
- Estese quieto.
- Waufadflkdjfñaldjfadjfñajdsfñadj - seguia diciendo mientras apuntaba a su puño cerrado y seguidamente a nosotros.
- ¿Quiere que subamos?
Un amigo lanzó un balón hacia arriba, pero sin que le llegara, no queremos perder balones a lo tonto.
De pronto uno salió corriendo de la pista, y el viejo sin pensarlo dos veces, empuñó una escoba y echo a correr hacia las escaleras. Mi amigo volvió enseguida, aquello empezaba a ser demasiado subrealista.
Entonces recordé, aquel era el hombre que 3 o 4 años atrás había tirado un huevo a la pista mientras jugaba con otros amigos. Me gustaría haberme partido una pierna por entonces y haber podido denunciarle.
Siguió amenazandonos un rato pero nosotros pasamos de él. Al final se cansó.
Aquella pista es pública, y estamos en un horario en el que se puede hacer ruido. Que ponga una queja al defensor del pueblo, o que se cambie de casa, pero que no se tome la justicia por su mano.
Solo tengo una cosa que decir... empezó él.
Nueva grabación
viernes, 24 de octubre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario