sábado, 18 de octubre de 2008

El conejito vino a cenar

El otro día vino a cenar la familia de Venezuela... ¿sabeis qué? primero os contaré un poco la história de mi familia.

Originariamente somos todos de Burgos, excepto mi abuela por parte de madre, que es gallega, y mi madre, k nació en Galicia (Y madre de mi padre que es del país Vasco, y el padre de mi madre creo que tambíen nació allí. Ah y mi tatarabuelo el Chileno). No, no lo hizo en un horreo. Aunque su casa no era mucho más grande... permitidme que me salte algunos detalles de la vida de mi madre que desconozco.

A los 30 años mamá se encontraba en un hospital de la capital de Burgos pariendome. Los recuerdos que tengo de todo aquello son bastante biscosos.

El caso es que la familia de mi madre unos años antes había emigrado a Venezuela en busca de nuevas rutas... pero, los indios Macacones les cortaron los caminos, así que mis abuelos, mi madre y mi tío se volvieron para acá. Los demás se quedaron alli haciendose millonarios... pero eso no era lo que a mis abuelos les iba.

Por alguna razón acabamos todos viviendo en Málaga, cosa de la que me alegro, porque menudo frio hace en Burgos.

El otro día, un primo de mi abuela, de la edad de un abuelo, que vive en Venezuela desde antes de que yo fuese nisiquiera un proyecto, y su mujer italiana de la edad de una madre se pasaron por casa a cenar. Mi madre, para seguirles el rollo de la internacionalidad preparó cous-cous o coumo quiera que se escriba.

¡Qué bueno está el cous-cous de Ma!

Aquel hombre, de una estatura más baja que el tono de su voz no paró de hablar y de pegar a mi hermano en el brazo (que lo tenía al lado) ni un segundo. Con su voz tan fuerte y aquel acento parecía que estabamos reviviendo los mejores momentos de Boris en Crónicas Marcianas... si esque alguna vez los hubo.

-Y eso que, ¿como es? ... ¿que tal las pavitas? AAAAAAAAAAAAAAAA, ¿verdad? ¿Claaaaaaro? (PLAS).

Menudo hombre más gracioso.

La verdad, a pesar de lo que pueda pareceros ese hombre por todo lo que he dicho, aquel era un tipo muy interesante. Nos habló sobre Venezuela, su situación y todos los problemas que ese precioso país tiene. Aprovechó para dar su opinión repetidas veces en cuanto a los dictadores, y se notó que no le habían hecho la vida muy agradable. Intentó recordar el gallego de su infancia. Habló de sus eternas vacaciones, de sus horarios, su filosofía en cuanto a la comida, como robó pimientos en una huerta cuando era joven con mi tío Pepe, el respetable señor al que él llama Pepito.

Por lo visto este hombre es millonario. Poco después me enteré de que posee más de mil hectáreas en venezuela, con más de mil vacas, una empresa con nosecuantos empleados, pisos en varios paises... y sin embargo, nos contaba como tras ir a comer a un restaurante, pedía que le envolvieran todo para pola... para por la mañana.
(Al día siguiente, mi padre se preguntaba como un hombre con tanto dinero pedía que le envolvieran la comida de los restaurantes para comersela al día siguiente.
Tal vez sea por eso por lo que tiene tanto dinero, le respondí yo.)

Fuera lo que fuera, tras agradecer toda la cena, y pedir a mi madre que la próxima vez le invitara por la tarde, que esa era la hora a la que él comía como un cosaco, cogió su chaqueta de propaganda de ING direct (que le dieron por correr un maratón en Nueva York) y salió de mi casa junto a su mujer impaciente por bailar al día siguiente con mis padres y mis tios en la sala de espectáculos del hotel Torrequebrada.

-Allá moveremos el esqueleto ¿verdad Fernando?... Claaaaaaaaaaaaaaaaaaro que si. Uno tiene que salir a divertirse chamo (PLAS) (por allí andaba mi hermano). Sigan bien, nos vemos mañana.

Mi padre odia bailar.

1 comentario:

Pola dijo...

Así me gusta, todo para la pola